Este sábado de curro en el Tendedero nos visita un amigo muy querido, Helios Ruiz. Compartimos tiempos y caminos y nos deja este mensaje para tod@s además de abrazos y ánimos pa tirar del Tendedero. Esta tarde seguramente le tengamos por alli cantando (si se deja):
MANIFIESTO- MÚSICA JUSTA
1-LA CULTURA DEBERÍA DE ESTAR AL ALCANCE DE TODOS La música es un método de comunicación intelectual y/o emocional, parte fundamental de la idiosincrasia humana. Los humanos nos comunicamos, creamos e interpretamos la realidad flexibilizándonos al escuchar. La música está hecha por gente, como medio para expresar la realidad, para que otra gente la escuche. La realidad, no obstante, es muy diferente según quien la interprete y por ello, se hace necesario un multiverso de creadores e intérpretes para que el panorama musical no discrimine a esa gran mayoría compuesta de multi-minorías, marginados a los que insisten en amalgamar tras una única “canción del verano”. La industria establece que la música es un bien ocioso, un producto de lujo y lo avala con sus robos abusivos. Como no va a surgir la piratería como respuesta a la extorsión? Si la música es una necesidad humana y su único fin es ser oída por la gente, parece lógico pensar que “la gente” está en su derecho a reivindicar precios menos elitistas. La emoción y el mensaje son su verdadero precio.
2- LA INDUSTRIA ACAPARA LA DEFINICIÓN DE LA MÚSICA. A la industria musical y su macabra forma capitalista de ver el arte, no le compensa sacar nuevos artistas, puesto que resulta caro su lanzamiento, propaganda, lavado de imagen, etc… Por ello relanza a muy pocos artistas y tira indefinidamente de aquellos que van funcionando. A los que, por suerte (?), entran nuevos en el circuito, les arreglan las canciones imitando el estilo, la voz o los arreglos que han funcionado en “fórmulas ganadoras”. No hace falta cambiar lo que funciona si ya da toda la pasta que podría dar. Mediante este sistema de encarcelar el mercado musical, suceden dos cosas: se empobrece la oferta musical y se empobrece el criterio del oyente, obligado como está a consumir la misma cantinela. Y encima nos cobran esas barbaridades. ¡¡Nos están timando!! Es como si la industria funcionase para filtrar la autenticidad, borrando de un plumazo todo aquello que formule dudas o genere conflicto alguno, censurando mediante el ahogo todo lo que se salga demasiado de lo que es “barato” de promocionar. No nos engañemos, porque aunque esté en la rueda, el artista no ve casi nada del dinero desembolsado por su obra, solo le toca un pellizco, una pequeñísima fracción. El resto de ese capital va directo a engrasar la maquinaria de extorsión artística y a sus cientos de intermediarios.
3- SOMOS LIBRES, NO PERTENECEMOS AL MERCADO: IMPLICATE. Sin olvidar que la industria musical ha hecho de sí misma el enlace forzado entre creador, artista y su público. Y que su único fin no es crear, ni disfrutar, ni escuchar, sino generar dinero y lucrarse, queda en evidencia el rapto al que ha sido sometida la creación y difusión de cultura por parte de las casas discográficas y las leyes que lo avalan. Hay herramientas a disposición del artista que no había antes: estudios de sonido caseros e internet, suficiente logística para que los creadores que quieran, se pongan directamente en contacto con el público. De esta forma ambas partes salen ganando; unos porque pueden vivir de la música sin necesidad de venderse, auténticos con sus creaciones más íntimas y otros porque pueden disfrutar sin censura y a bajo coste (donaciones, contratación directa, descarga a bajo coste, gratis si hace falta), de un más amplio abanico de oferta cultural y de esa frescura que es imposible enlatar. Abaratando costes, no solo se hace de la música lo que es: un producto del pueblo, sino que encima te quitas de lo alto de la joroba a toda una serie de parásitos sin imaginación, que lo único que consiguen es castrar artistas, imponer estilos de moda y censurar la esencia misma de la creación, que es, dicho sea de paso, una herramienta ideológica: vaya encrucijada. Ya está bien de edulcorar melodías, letras y menospreciar nuestra fuerza. No somos pocos y creemos en lo que hacemos. La ReBioLuzión se emprende en todos los campos. Luchemos pues un poco más. Busquemos la formula que lo haga posible.
IMPLíCATE